Letras hispánicas... ¿Por qué?

 

Considero que cualquier persona que decida dedicarse a las humanidades o al arte tiene algo especial rondando por su cabeza. A veces es ir contra corriente, o sin una brecha muy bien definida. Yo nunca lo pensé con cabeza fría. Simplemente me aferré, porque me gustaba, porque me parecía un reto, porque era diferente.

     No sé cuando empecé a leer, era un hábito practicado en casa, aunque no específicamente literatura. Desde muy chica cada año acompañaba a mi padre a la FIL, y llegó un momento en el que ya se nos permitía un libro por año. No recuerdo un título en específico, pero sí las temáticas. El punto es que me entretenía y poco a poco me fui educando más. Hasta la secundaria conocí la obra de Rulfo y ahí la dirección cambió, me volví un poco más selectiva.

     Tuve muy buenas maestras de Español, una de ellas egresada de Letras, por eso elegí la carrera, por eso y porque mis maestros me hicieron notar que era la única que sí leía cuando se nos pedían ese tipo de actividades, los demás, lo intentaban. Fue en la prepa cuando se volvió un capricho, porque sabía que mi promedio no ayudaba, y porque revisé el plan de estudios; leí “Español” y dije: “fácil” (luego supe que no es fácil); leí “Análisis del Quijote” y me explotó la cabeza, ni siquiera sabía de qué trataba el Quijote, pero me parecía alucinante que se dedicara una sola materia a un libro, y creí que esto sería muy divertido.

     Me costó mucho ser de las admitidas. Y ha sido tan divertido como difícil.

     En cuanto a intereses, me gusta la literatura en la que se nota un arraigo a la esencia cultural y a la gente. La de discursos coloquiales, la de temáticas cercanas a mí, por eso, me inclino por la literatura mexicana, en específico la jalisciense. Y luego de todo lo visto, elegiría los cuadros de costumbre, el realismo, el naturalismo y el tremendismo.  La gramática nunca fue mi fuerte, pero sí me gusta la parte viva del lenguaje, me emociona saber cómo funcionan nuestras mentes, la adquisición del lenguaje, sus variados usos, la pragmática y sobre todo la psicolingüística.

     Quizás mi problema más grave siempre fue la falta de expectativas. En realidad, voy descubriendo sin mucha dirección, y mi única idea a futuro era la docencia, que, si la llego a ejercer, será hasta haberme formado especialmente en Pedagogía. Me interesan los procesos de aprendizaje más en su teoría que en la práctica, pero veremos...